
La fisioterapia en personas mayores no solo está orientada hacia el aspecto terapéutico respecto a las diferentes enfermedades que aparecen con mayor facilidad en esta etapa de la vida, sino que es también una forma de prevención y mantenimiento.
Comienza por valorar la situación del paciente, estudiando sus puntos fuertes y débiles y, a partir de esta, se establece el tipo de tratamiento que más se le adapte.
Debemos ser conscientes de que la inactividad física y el sedentarismo es uno de los principales factores en el deterioro de la función muscular, la resistencia cardiovascular y el equilibrio, algo que es habitual en nuestrxs mayores y que conlleva una disminución de las actividades de la vida diaria y una pérdida de la independencia, entre otras consecuencias.
Para las personas de tercera edad es importante que puedan hacer su día a día lo más autónomamente posible, sintiéndose cómodos y seguros con esa independencia y mejorando así su calidad de vida.
Para ello, es muy beneficioso trabajar con ellxs a todos los niveles:
- Fuerza y potencia (de brazos, piernas y tronco).
- Equilibrio y marcha, con el fin de evitar las caídas.
- Flexibilidad.
- Resistencia cardiovascular.